El tráfico de cocaína es uno de los negocios ilícitos más rentables en el mundo, gran parte de esta droga es producida en Sudamérica. Colombia, Perú y Bolivia son los países con mayor plantación de coca y donde se procesa casi toda la cocaína que es enviada a Estados Unidos y Europa. En Ecuador, pese a tener de vecinos a estos países, las plantaciones de coca encontradas son casi inexistentes. Hasta el momento estas plantaciones no son un problema, el problema principal es la gran cantidad de laboratorios para el procesamiento de la pasta base de la cocaína (PBC) encontrados en nuestro territorio.
Ante la incautación en el 2009 de 93,9 toneladas de clorhidrato de cocaína y el hallazgo de catorce laboratorios para procesar la PBC, las autoridades sostienen que el Ecuador continúa siendo país de paso y no un país procesador. Es preocupante la cantidad de cocaína incautada, pero es más preocupante aún la cantidad de laboratorios encontrados y que éstos estén cada vez mejor equipados y establecidos en ciudades principales como Quito, Guayaquil y Santo Domingo, en las cuales nunca antes se habían detectado. (Se ha comprobado que anteriormente estos laboratorios estuvieron camuflados en la frontera de Colombia y Perú para complicar el acceso de las autoridades de control).
Es difícil creer que la droga incautada en el 2009 es el total de cocaína que “pasó” por nuestro país durante ese año, seguramente la cantidad que se traficó sin que se den cuenta las autoridades locales, tuvo que haber sido mucho mayor.
Si Ecuador es un país de “paso”, ¿Cómo ingresa esa gran cantidad de cocaína al país? que ingresen 93,3 toneladas es difícil de imaginar, sin embargo es más difícil aún pensar la cantidad real que llegó a sus principales mercados y “pasaron” por nuestro país sin ser detectadas por la policía. Aunque no conocemos la cantidad exacta, entendemos fue mayor.
¿No sería más fácil creer que se está procesando aquí?
Por más de treinta años, Colombia viene luchando contra el narcotráfico, aún así, este país no encuentra una solución definitiva a este problema. El endurecimiento de las leyes que ha impulsado el gobierno colombiano ante este ilícito, contribuye a que los narcotraficantes busquen alternativas y se movilicen a otros países con leyes menos duras en este ámbito, y lo conviertan en un punto estratégico para expandir su negocio.
En referencia a lo antes mencionado, el Ecuador sería un punto estratégico para los barones de la droga. Y hoy nos preguntamos ¿Nuestro país está preparado para enfrentar este problema? Si creemos que si, estamos equivocados. Sin unas leyes firmes que castiguen de manera ejemplar el abuso de estos mercaderes y sin un gobierno comprometido y consciente de que esta plaga es un problema real, ya sea que fuéramos país de transito o procesador, serán los narcos que en el futuro manejen el país a su antojo, comprando la conciencia de nuestros jueces, fiscales y políticos de turno que serán fácilmente sobornables o eliminando a cualquier persona que les complique el normal funcionamiento de su negocio.
Es inútil tapar el sol con un dedo, todos tenemos que entender el verdadero riesgo que corre un país al abrirle sus puertas a los narcotraficantes, no solo por el daño que ocasionan las drogas a la sociedad, sino por el nivel de violencia que generan al querer convertir este negocio en lícito y las luchas entre grupos armados por apoderarse de las rutas más importantes de los capos de la droga.
Tenemos que abrir los ojos y comprender que lo que vive Colombia es un cáncer, un ejemplo vivo de una problemática constante de inseguridad y violencia, por lo que como país el Ecuador debe aplicar soluciones inmediatas para impedir el desarrollo de estos grupos.
No esperemos que esta metástasis nos invada.
Yoxan Santos Martínez
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