viernes, 13 de agosto de 2010

Ensayo Comparativo

Desde que tengo uso de razón puedo recordar que he sido siempre comparada con una de las personas que más amo en el mundo; mi madre. “Son idénticas”, decían muchos. Lo que no sabían era que no era más que nuestro aspecto físico. Personalidades, gustos y carácter eran los principales factores que nos diferenciaban.

Ambas muy blancas, ambas con el mismo nombre y ambas de ojos claros eran los aspectos más obvios. Al hablar de facciones… ¡qué complicado! La forma de los labios, la sonrisa, mejillas, ojos y más importante el cuerpo. Ella con ojos azules como el cielo, los míos contaban con una tonalidad un poco más verdosa, pero claros al fin.
Honestamente nunca me vi parecida a ella. Creo que hasta cierto punto tampoco me gustaba ser comparada, pero en fin eran cosas buenas así que no me podía quejar y tampoco ella aunque pensaba de la misma manera y respondía sonriendo: “No, yo soy más bonita”. Su seriedad y mi alegría es el contraste más grande. Mientras yo río por todo ella fijamente observa con cara de enojo aunque en realidad no lo sienta. Siempre he sido identificada en la familia por ser la persona más emotiva de la casa. Abrazos y besos nunca faltarán para nadie. Ella es todo lo contrario. No es muy afectiva y se cansa rápido de los cariños, pero atención, eso no quiere decir que no nos quiera.
Gustos… Siempre diferentes. – “¡Dorado!”; - “¿Por qué mejor no rojo?”. En muchas ocasiones estos gustos al mezclarse con nuestra diferencia de carácter y personalidad era causante de muchas peleas en las que, POR SUPUESTO, ella siempre tenía la razón.
En otros temas si he sacado algo de aquella frase “de tal palo tal astilla”. La forma en la que ambas nos quejamos por los altos precios de algo, analizar inteligentemente las situaciones o el ser responsable.
La gente dice que los hijos se parecen mucho a sus padres, pero yo pienso que eso depende de muchas cosas porque todos los seres humanos somos diferentes.

En cuanto a mi madre y a mí; solamente puedo decir que si bien no me gusta ser comparada (en general), ella es alguien de quien me siento muy honrada al ser comparada, pues tiene incontables virtudes que la hacen una mujer única y admirable.

Consuelo Villacís Álava.

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